El Voto en Blanco es un derecho
ciudadano que tenemos todos, para expresar nuestra inconformidad o descontento
con los candidatos que se han postulado como aspirantes a un cuerpo colegiado o
a un cargo uninominal. En el Valle del Cauca, en los últimos años, el Voto en
Blanco ha venido creciendo silenciosamente, como una manifestación libre,
espontanea, no organizada de muchos ciudadanos y ciudadanas que en la intimidad
de nuestra conciencia, a solas y frente al tarjetón, decidimos marcar el voto en blanco. Cada uno y cada quién
tendrá sus razones para hacerlo así. En la última elección a Gobernación del
Valle del Cauca, donde salió elegido el depuesto gobernador Hector Fabio Useche, el voto en blanco
alcanzo un resultado significativo del 13,7% que equivale a más de 150.000
ciudadanos que marcaron el voto en blanco.
Este resultado paso desapercibido en
los medios de comunicación, entre los analistas políticos y por los
representantes de la clase política. Aunque se desconozcan las distintas
razones que pudieron tener todos y cada uno de estos 150.000 ciudadanos, no
obsta para inteligir que estos ciudadanos no fueron inducidos o constreñidos a
votar en blanco, a cambio de dinero, de puestos, de contratos, de promesas, de
mercados, de materiales de construcción, bajo amenazas o por conveniencias.
En el pasado inmediato el voto en
blanco no ha sido inscrito, ni ha tenido comité promotor, ni se le hizo campaña
y menos ha obtenido financiación alguna. Quienes hemos venido votando en
blanco, lo hemos hecho porque “queremos, podemos y no nos da miedo”, haciendo
uso de lo más preciado que tenemos los seres humanos, después de la vida, “la
libertad” o si se prefiere del “libre albedrío”. Nada más ajeno a las maquinarias, a la
politiquería, al clientelismo y a la corrupción que el Voto en Blanco; para que
ahora que el voto en blanco crece como bola de nieve y promete arrasar, vengan
algunos “amanuenses y consuetas” de la
clase política tradicional y de la clase política emergente, a pretender
embadurnar el voto en blanco, hasta tildarlo de antidemocrático.
Hoy muchos y cada vez más ciudadanos,
hemos hecho pública nuestra decisión de votar en blanco y hemos enunciado
razones, sin acuerdos, ni cálculos políticos, sin precandidaturas, simplemente sumándonos
al gran torrente de la inconformidad, para expresar legal y legítimamente
nuestra indignación por la afrenta que se nos ha infligido a los vallecaucanos
y con el único propósito de que gane el Voto en Blanco como la mejor y quizás
la única salida a la crisis del Valle del Cauca. De esta manera, estamos
oxigenando la democracia, validando otras formas de participación electoral,
ganándole terreno a la abstención y claro, disputándole uno de los escenarios
de la participación ciudadana a las
candidaturas de los partidos y movimientos políticos responsables de la crisis,
los mismos que acabaron de aprobar el engendro de reforma a la justicia.
Por eso ante la pregunta insistente,
reiterada, incisiva y a veces insidiosa, de periodistas, comentaristas y
analistas, sobre quién o quienes estamos detrás del voto en blanco y cual es
finalmente el candidato del voto en blanco, hay que responder sin titubeos y
con convicción que quienes estamos detrás del voto en blanco, somos Pedro, Luis,
Miguel, Édgar, Jorge, Alberto, María, Jaime, Carlos, Juan, León, Nieves,
Poncho, Gregor, Luis, Pedro, Juan, Efraín, James, Yamel, Aníbal, María Isabel,
Margarita, Viviana, Alfonso, Edmundo, Daniel, Antoni, Manuel, Ruben, Nelsón,
Humberto, Gabriel, Hector, Henry, Alejandro, Nadia …, etc; ciudadanas y
ciudadanos vallecaucanos indignados y que nuestro único y común candidato no es
otro que el Voto en Blanco, el mejor de los cuatro candidatos. Y finalmente
para que preguntar, ¿quiénes hay detrás, de quienes están en contra del voto en
blanco? Ya lo sabemos todos.
26 de junio de 2012